jueves, 17 de octubre de 2019

Autorretrato después de la tormenta

Autorretrato después de la tormenta / Tinta, grafito y carbón sobre papel Fabriano / 28 x 21 cm / 2019


Miro por mi ventana, veo pasar a un muchacho a la distancia todos los días. Él me mira también y continúa su camino. Un día se detiene y saluda con su mano. Sonrío y saludo de vuelta. De pronto se convierte en pájaro y vuela hasta entrar por la ventana. Da un par de volteretas hasta desenvolverse y cubrirme como una manta. Comienzo a girar también mientras nos mezclamos de manera inmediata, nos convertimos en manos y nos convertimos en labios. Me inunda su aroma, es tan peculiar y único. Se queda en mi cama y en cada rincón de mi casa. 

Mira el autorretrato colgado en la pared. Pone su respiración en mi cuello y dibujo una sonrisa. 

Lo observo -¿Qué sucede?, pregunta sorprendido. 

No puedo dejar de mirarlo mientras intento terminar de leer todo lo que veo en sus ojos, ¿o son los míos? –No lo sé, respondo. –El universo es increíblemente absurdo y caótico y sin embargo en este momento encuentro en él, en ti, la completa perfección. Es increíble que en la inmensidad nos encontremos tú y yo, aquí, en este momento, por primera vez, por toda la eternidad. Que tú y yo hayamos esperado toda una vida, o dos, para mirarnos a los ojos y darnos este mensaje que parece no tener principio ni fin.

Camina hacia el baño, sigo mirándolo desde la cama. Allí, sobre su piel, el sol extiende líneas mientras lava sus manos.  Mira hacia la ventana y el reflejo de su cara se queda grabado en mi espejo. Todo él se queda grabado en mí. Cuelgo su imagen en mi pared, junto al autorretrato. Sonríe al verla y escribe sobre mis labios “…hasta morir”.

Un día cae una tormenta que inunda todo alrededor, miro por la ventana, lo espero impaciente, me pongo un abrigo y tomo mi sombrilla favorita, me paro en la puerta listo para recibirlo entre la lluvia, pero nunca vuelve. La lluvia se ha metido en mi casa, lo ha mojado todo. El viento se lleva mi sombrilla y la veo desaparecer entre olas y charcos. Hay goteras sobre mi almohada. El agua escurre por las paredes y ha partido por la mitad su retrato. Jamás podrá repararse y jamás volveré a dibujarlo.
Aldo Hinojosa

2 comentarios:

  1. Lindo, sabes me imagine la escena.
    Que bien que regresaste a escribir,el caos pasa siempre pasa.
    Un abrazo fuerte y felicidades!!!!!

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    1. Todas las metáforas parten de una escena real. Mil gracias por leerme!

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